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En Penumbras... de Magda Robles

En penumbras es donde los sueños cobran vida, junto al crepitar del fuego y el danzar de las llamas...

Los signos del ocho, de Enrique Ballesteros



“Esas señales que siempre están ahí, marcadas a fuego en el alma de las cosas, demasiado olvidadas pro demasiadas metas (…). Esos signos que nos susurran que, como el ocho, somos únicos, irrepetibles, ilimitados, sorprendentes. Igual que un infinito que como tal se desconoce.”

         

LOS SIGNOS DEL OCHO
Enrique Ballesteros Fernández
Editorial: Éride Ediciones
 


            El círculo es considerado como la forma más perfecta. Por tanto hablamos de historia redonda cuando encontramos cierto grado de perfección en ella, o lo que es lo mismo, cuando se encierra en ese círculo narrativo una trama que se va desgranando poco a poco y no finaliza al alcanzar la última página. En ocasiones se llega hasta el punto de conectar inicio y fin a través de algún guiño que pone claramente de  manifiesto ese eterno retorno plasmado entre líneas. Es este círculo cerrado el que muestra al lector que el autor sabe manejar convenientemente los hilos, y que todo estaba bien previsto y perfilado desde el principio. Del ocho dicen que es símbolo del infinito. Un número que encierra en su esencia el ser único, inabarcable, inalterable, mas en constante movimiento. Algo así como es el ser humano.

            Ambos signos aparecen y conforman la segunda novela del malagueño Enrique Ballesteros, Los signos del ocho, no solo en el título, sino en la estructura y el alma propia de la historia. A lo largo de estas páginas veremos como una “playa hecha de silencios” baña constantemente a los personajes. Contemplaremos un mar infinito que ocupa su existencia y los une de forma irremisible.

            La novela comienza con Javier, el personaje protagonista, despertando una mañana en una playa desconocida, con signos de haber disfrutado de una buena noche de juerga, y sin un triste recuerdo en su memoria: no solo de la noche anterior, sino tampoco de su anterior vida.  Es por tanto un recién nacido a una existencia en plena madurez aún por construir, que no porta bagaje vital que pueda limitarlo de forma alguna. Valiente, pleno de asombro y desconcierto, se amolda rápidamente a Málaga, esa ciudad que parece acogerlo sin hacer demasiadas preguntas. Sin embargo, en ocasiones el pasado irrumpe con fuerza y le permite vislumbrar instantes que no reconoce como propios, pero que parecen pertenecerle. Momentos intensos, vividos con pasión, que aparecen en su retina de manera espontanea, y de igual forma desaparecen.

            Es por tanto Javier el personaje usado por el autor para llevarnos en un doble viaje: el primero a través de una actualidad llena de corrupción, poder y mafias, términos que desgraciadamente van de la mano hoy día, y mostrarnos sus nefastas consecuencias a nivel medioambiental, social y personal. El segundo, a través del propio ser humano, en un intento por descubrir cuáles son sus valores, cuál su verdadera esencia, y cuales sus mecanismos de defensa más insondables.

            Esta aparente dualidad de tramas no es realmente tal, pues aunque cada una tiene voz propia en la novela, Ballesteros consigue aunar ambas en una narración que fluye de forma ágil y sencilla. Alterna un profundo lenguaje poético, con frases que son pequeños poemas en sí mismas, con una prosa espontánea, irónica e incluso mordaz en boca de ciertos personajes. Conecta el escenario de forma íntima con el protagonista, realizando continuos guiños al avezado lector sobre lo que está por llegar, o lo que no se nos muestra. Fusiona naturaleza agreste y urbana, tanto en su esplendor como en su decadencia, con la propia naturaleza humana, mostrándonos así ambas caras de una misma moneda. Inserta el cine en la literatura con el uso de técnicas propias de este arte, permitiendo al lector, gracias a distintos flashbacks, atisbar parte de ese pasado oculto en el presente narrativo.  Nos recuerda de forma fugaz que antes que “Los signos del ocho”, este mismo autor ya escribió “Ancestra”. Mantiene la tensión y la intriga hasta casi la última página, y abandona al lector con infinidad de preguntas acerca de su propia naturaleza. ¿Acaso hay algo más que se pueda pedir a una novela?

2 comentarios :

  1. He venido por primera vez a su blog. Me gusta, tanto en su diseño como en lo que escribes. Me apunté como seguidor suyo y le invito a que venga a mi blog, se apunte para quedar enlazados y seguirnos comunicando.

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  2. Bienvenido William, agradecida. Pasaré por tu blog a devolver la visita...

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